ARQUIDIOCESIS DE ACAPULCO
   
 
  1 de Tesalonicenses

PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES

1 Tes 1 - 1 Tes 2 - 1 Tes 3 - 1 Tes 4 - 1 Tes 5 -

 

 

1 Tes. 1, 1 - 10

              [1] Pablo, Silvano y Timoteo, a la Iglesia de los tesalonicenses, congregada en Dios Padre y en Cristo Jesús el Señor: Permanezcan con ustedes la gracia y la paz. [2] En todo momento los tenemos presentes en nuestras oraciones, y damos gracias sin cesar a Dios por ustedes, pues constantemente [3] recordamos ante Dios, nuestro Padre, su fe que produce frutos, su amor que sabe actuar, su espera de Cristo Jesús, nuestro Señor, que no se desanima. [4] No olvidamos, hermanos amados por Dios, en qué circunstancias fueron llamados. [5] El Evangelio que les llevamos no se quedó sólo en palabras, sino que hubo milagros y Espíritu Santo, dejándoles plena convicción. Y tampoco han olvidado cómo nos portamos entre ustedes y en atención a ustedes. [6] A su vez ustedes se hicieron imitadores nuestros y del mismo Señor cuando, al recibir la palabra, probaron la alegría del Espíritu Santo en medio de fuertes oposiciones. [7] De este modo pasaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. [8] De hecho, a partir de ustedes la palabra del Señor se difundió en Macedonia y Acaya, y más allá aún. Su fe en Dios se comenta en tantos lugares que no necesitamos decir más al respecto. [9] Todos hablan del éxito que tuvimos entre ustedes y de cómo se pasaron de los ídolos a Dios. Pues empezaron a servir al Dios vivo y verdadero, [10] esperando que venga del cielo el que nos libera del juicio que se acerca: éste es Jesús, su Hijo, al que resucitó de entre los muertos.          

 

 

[1] Fe, caridad, esperanza (3). Aquí la esperanza tiene una doble dimensión:- Los que esperan soportan las pruebas y las persecuciones con paciencia y perseverancia. Por eso Pablo dice a veces: fe, constancia y amor. Así, como en el Evangelio, la esperanza no es un optimismo fácil sino que es la capacidad de no desfallecer frente a las pruebas.- Los que esperan aguardan la venida gloriosa de Cristo que juzgará al mundo y nos instalará en el otro. El que nos libera del castigo que se acerca. En esa época, los creyentes pensaban que el juicio era inminente y que serían testigos de la venida de Cristo.El Evangelio que les llevamos no se quedó sólo en palabras (5). Se habían dado en Tesalónica numerosas señales, milagros y otras manifestaciones que Dios había multiplicado, en previsión tal vez de las persecuciones, porque pronto iban a faltar las personas capaces de asegurar una formación. Pero, de hecho, no se puede proclamar el Evangelio sin que Dios haga algo para confirmarlo. Si bien Jesús criticaba a los que lo buscaban porque querían ver milagros, no obstante los realizó a lo largo de todo su ministerio. No digamos que no necesitamos milagros para creer. Pues, siendo el hombre tal como es, tendremos un entusiasmo muy distinto si vemos que Dios está ahí, a nuestro lado, haciendo lo increíble para apoyar su palabra.Como la mamá que juega con su criatura (7), así era la ternura de Pablo. Luego Pablo recuerda su trabajo y la energía que ha gastado para convencerlos, formándolos y reprendiéndolos individualmente. La conversión de una sola persona exige mucha perseverancia y esfuerzos de parte del apóstol. 

 

 

 

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1 Tes. 2, 1 - 20

             LOS COMIENZOS DE LA IGLESIA DE TESALÓNICA   [1] Bien saben, hermanos, que esa visita nuestra no fue en vano. [2] Acabábamos de ser muy maltratados e insultados en Filipos, pero, confiados en nuestro Dios, nos atrevimos a anunciarles el mensaje de Dios, enfrentando nuevas luchas. [3] Les dijimos verdades; no teníamos propósitos sucios y no hubo engaño. No. [4] Dios mismo nos ha examinado y nos ha encargado su evangelio, y por tanto nuestra predicación procura agradar, no a los hombres, sino a Dios, que penetra los corazones. [5] Nunca los halagamos con palabras bonitas, como ustedes saben; ni tampoco buscamos dinero, y esto lo sabe Dios. [6] Tampoco buscamos que la gente nos rindiera honores, fueran ustedes u otros, [7] a pesar de que, como apóstoles de Cristo, hubiéramos podido ser pesados. Por el contrario nos hicimos pequeños entre ustedes, imitando a la madre que juega con su criatura. [8] Y era tal nuestra preocupación por ustedes, que estábamos dispuestos a darles, no sólo el Evangelio, sino también nuestra propia vida, tan queridos habían llegado a ser para nosotros. [9] Recuerden, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Mientras les predicábamos el Evangelio de Dios, trabajábamos noche y día para no ser una carga para ninguno. [10] Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos portamos como santos, como hombres buenos y correctos respecto de todos ustedes que ahora creen. [11] A cada uno lo seguimos como un padre a su hijo; [12] los animábamos y los urgíamos a que llevasen una vida digna del Dios que los ha llamado a su propio Reino y gloria. [13] De ahí que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir de nosotros la enseñanza de Dios, la aceptaron, no como enseñanza de hombres, sino como Palabra de Dios. Porque eso es realmente y como tal actúa en ustedes los creyentes. [14] De hecho, hermanos, les tocó imitar a las Iglesias de Dios en Judea, Iglesias de Cristo Jesús, pues han sido perseguidos por sus compatriotas del mismo modo que ellos lo fueron por los judíos. [15] Estos son los que dieron muerte al Señor Jesús y a los profetas, y los que nos persiguen a nosotros. No agradan a Dios y se portan como enemigos de todos los hombres [16] al impedirnos hablar a los paganos para que se salven. Lo hacen todo para colmar la medida de sus pecados, pero la condenación está para caer sobre ellos. [17] Como hacía tiempo que nos veíamos privados de su compañía, aunque no alejados de corazón, teníamos grandes deseos de verlos y buscábamos el medio. [18] Quisimos ir a visitarles y, en cuanto a mí, Pablo, lo intenté varias veces, pero Satanás nos puso trabas. [19] En efecto, ¿quién sino ustedes es nuestra esperanza, nuestra alegría y la corona de la que nos sintiremos orgullosos ante Jesús, nuestro Señor, cuando venga? [20] Ustedes son nuestra gloria y nuestra alegría.     

 

 

[1] Todos los cristianos del tiempo de Pablo sabían que la Iglesia de Jerusalén había sido perseguida por primera. Era un honor para los Tesalonicenses haberse mantenido firmes frente a la persecución. Algunas personas encontrarán que las palabras de Pablo respecto a los judíos son duras y excesivas. Pero sólo expresan su propia experiencia (ver Hechos, cap. 15-28). 

 

 

 

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1 Tes. 3, 1 - 13

             INQUIETUDES DE PABLO   [1] Como no podía soportarlo más, decidí quedarme solo en Atenas [2] y enviarles a Timoteo, hermano nuestro, que junto con nosotros trabaja con Dios por el Evangelio de Cristo. El debía fortalecerles y animarlos en la fe [3] para que nadie se dejara conmover por las pruebas que ahora soportan. Saben que ése es nuestro destino. [4] Cuando estábamos con ustedes ya se lo decíamos: tendremos que enfrentar la persecución. Y sucedió, como bien saben. [5] Por eso no pude esperar más y envié a Timoteo para tener noticias de la fe, no fuera que el Tentador los hubiera hecho tropezar, resultando inútil nuestro trabajo. [6] Mas ahora Timoteo acaba de volver y nos trae buenas noticias de su fe y su caridad. Nos dice que conservan siempre buen recuerdo de nosotros y que tienen tantas ganas de vernos como nosotros a ustedes. [7] Así que son ustedes, hermanos, y su fe lo que nos dio ánimo en nuestras angustias y pruebas; [8] si están firmes en el Señor, nosotros volvemos a vivir. [9] ¿Cómo podríamos dar suficientemente gracias a Dios por ustedes y por la gran alegría que nos hacen sentir ante Dios? [10] Noche y día le pedimos con la mayor insistencia que nos permita volver a verlos y completar lo que todavía falta a su fe. [11] Quiera Dios, nuestro Padre, y Jesús, nuestro Señor, prepararnos el camino para ir a visitarlos. [12] Que el Señor los haga crecer más y más en el amor que se tienen unos a otros y en el amor para con todos, imitando el amor que sentimos por ustedes. [13] Que él los fortalezca interiormente para que sean santos e irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el día que venga Jesús, nuestro Señor, con todos sus santos.   

 

 

[1] Que el Señor los haga crecer más y más en el amor que se tienen unos a otros y en el amor para con todos (12). El amor se manifiesta en primer lugar dentro de la comunidad y luego puede extenderse a los demás.También se notará la constante preocupación de Pablo. Su misión como apóstol no le permitía detenerse en una comunidad, y siempre iba dejando tras él la tarea inconclusa. Por eso debió confiar los nuevos bautizados a la gracia de Dios, que no suprime la libertad de los convertidos ni la obra del tentador en el mundo. 

 

 

 

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1 Tes. 4, 1 - 18

             PUREZA Y TRABAJO   [1] Por lo demás, hermanos, les pedimos y rogamos en nombre del Señor Jesús: Aprendieron de nosotros cómo han de portarse para agradar a Dios; ya viven así, pero procuren hacer nuevos progresos. [2] Conocen las tradiciones que les entregamos con la autoridad del Señor Jesús: [3] la voluntad de Dios es que se hagan santos y que rehúyan la libertad sexual. [4] Que cada uno se comporte con su esposa con santidad y respeto, [5] y no se deje llevar por el deseo, como hace la gente que no conoce a Dios. [6] Que nadie ofenda a su hermano o hermana en esta materia o se aproveche de él. El Señor pedirá cuentas de todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y declarado. [7] Pues Dios no nos llamó a vivir en la impureza, sino en la santidad. [8] Por eso, el que no haga caso de estas advertencias desobedece, no a un hombre, sino al mismo Dios, que les da a ustedes su Espíritu Santo. [9] En cuanto al amor mutuo de hermanos, no necesitan que les escriba, ya que Dios mismo les enseñó a amarse unos a otros. [10] Ya lo practican con los hermanos de toda Macedonia, pero los invito a hacer todavía más. [11] Piensen que es algo grande tener estabilidad, hacerse cargo de las propias necesidades y trabajar con las propias manos, como se lo hemos mandado. [12] Al observar estas reglas serán estimados por los de fuera y no pasarán necesidad.  NO SE APENEN COMO LOS DEMÁS   [13] Hermanos, deseo que estén bien enterados acerca de los que ya descansan. No deben afligirse como hacen los demás que no tienen esperanza. [14] ¿No creemos que Jesús murió y que resucitó? De la misma manera, pues, Dios hará que Jesús se lleve con él a los que ahora descansan. [15] Les damos esto como palabra del Señor: nosotros, los que ahora vivimos, si todavía estamos con vida cuando venga el Señor, no tendremos ventaja sobre los que ya han muerto. [16] Cuando se dé la señal por la voz del arcángel y la trompeta divina, el mismo Señor bajará del cielo. Y primero resucitarán los que murieron en Cristo. [17] Después nosotros, los vivos, los que todavía estemos, nos reuniremos con ellos, llevados en las nubes al encuentro del Señor, allá arriba. Y estaremos con el Señor para siempre. [18] Guarden, pues, estas palabras, y confórtense unos a otros.            

 

 

[1] Si nos hemos entregado a Cristo, eso debe hacer nuestra vida diferente a la anterior. Los judíos que se hacían bautizar tenían una base moral sólida con las leyes del Antiguo Testamento. En cambio los paganos sólo tenían como reglas morales las que estaban vigentes en su sociedad. La castidad, por ejemplo, les era totalmente extraña. Para ellos las relaciones sexuales ocasionales correspondían a una necesidad de la naturaleza y no tenían nada que ver con las exigencias de la conciencia.Pablo reacciona fuertemente: La voluntad de Dios es que se hagan santos. Frente a lo que los hombres consideran como exigencias de su naturaleza, hay otras exigencias que se deben al hecho de que Dios nos ha llamado y nos ha puesto en un camino de divinización (Pablo habla de santidad en los vv. 3 y 7). Pablo retomará el argumento en otros términos en 1 Cor 6,12-20. Aquí, en 4-8, Pablo se refiere, sin duda, al adulterio y a las relaciones con prostitutas. No incluyamos las relaciones prematrimoniales en el contexto social de entonces, pero sí la libertad sexual entre los jóvenes.Pablo no se cansa de decir que somos libres respecto a la Ley, pero reafirma algunas leyes morales. Pasa por encima de las reglas litúrgicas, las costumbres del pueblo judío, los recuerdos del pasado, en una palabra, de todo lo que es propio de una sociedad religiosa determinada. Pero, reafirma algunas reglas morales fundamentales de dicha ley que son valederas para todos los tiempos, y más todavía cuando se ha entrado con el Evangelio en la edad adulta de la vida espiritual.Luego Pablo da una advertencia, sobre la cual volverá: Que todos trabajen. La comunidad estaba perturbada por algunos creyentes que estaban más inclinados a mostrar su fe entusiasta que a trabajar. Vivían a costa de los hermanos, junto a los cuales se instalaban con su palabrería; así desacreditaban a la Iglesia ante los paganos. Pablo, como todo buen judío y fariseo, estaba en condiciones de ganarse la vida con el trabajo de sus manos. No podía, pues, aceptar que un creyente no tuviera un oficio cualificado y que no fuera capaz de encontrar trabajo, aunque fuera mal considerado y mal pagado. 

 

 

[13] No deben afligirse como hacen los demás. Los cristianos de Tesalónica eran recién convertidos y con poca experiencia. Durante años aceptaron un destino en el que todo terminaba con la muerte; ahora, en cambio, se despiertan cada mañana con la esperanza de escapar de la muerte, pues Cristo volverá pronto y los llevará al Reino del cielo. Se inquietan, pues, por aquellos de entre ellos que ya han muerto y que Cristo no podrá por lo tanto llevarse con él.Los que ya descansan. Los que murieron, en realidad no están muertos sino dormidos, y aguardan el regreso de Cristo y la resurrección.Nos reuniremos con ellos, llevados en las nubes. Pablo supone que tanto él como sus lectores estarán vivos cuando regrese Cristo, y por eso describe el acontecimiento según los esquemas culturales de la época. No olvidemos que hasta los tiempos de Copérnico, poco antes de Galileo, todos los hombres pensaban que el cielo era un lugar en el universo, muy arriba por encima de nosotros, y que Dios, aunque es espíritu, estaba allí de alguna manera.Estaremos con el Señor para siempre. Esto es lo esencial, y que es siempre verdadero, aun cuando se haya renunciado a ver a Jesús descendiendo en una hermosa nube, al son de trompetas celestiales. Tenemos ya alguna experiencia de la presencia del Señor en nuestra vida terrena, pero entonces no habrá más que esa presencia y esa alegría.Este breve mensaje de esperanza deja en la sombra algunos interrogantes esenciales sobre la resurrección de los muertos. Pablo volverá más tarde y con mucha mayor amplitud sobre este punto en 1 Cor 15. Allí demostrará que la resurrección es, en primer lugar, una transformación de todo nuestro ser por medio de las energías que emanan de Cristo resucitado.Confórtense unos a otros. La manera de celebrar los funerales en la Iglesia debe reconfortar a la familia del difunto y reafirmar la fe en la resurrección. No hay pues lugar para expresiones de desesperanza, que fueron desaprobadas por el mismo Jesús (véase Mc 5,40), y que son comprensibles sólo en los que consideran la separación como definitiva. Una misa de funeral sin nada de espectacular, donde se sienta la ferviente oración de la comunidad y de una familia en paz, produce siempre un gran impacto en los que no creen. 

 

 

 

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1 Tes. 5, 1 - 28

             USTEDES SON HIJOS DE LA LUZ   [1] ¿Cuándo sucederá eso? ¿Cómo será? Sobre esto, hermanos, no necesitan que se les hable, [2] pues saben perfectamente que el día del Señor llega como un ladrón en plena noche. [3] Cuando todos se sientan en paz y seguridad, les caerá de repente la catástrofe encima, lo mismo que llegan los dolores de parto a la mujer embarazada, y nadie podrá escapar. [4] Pero ustedes, hermanos, no andan en tinieblas, de modo que ese día no los sorprenderá como hace el ladrón. [5] Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día: no somos de la noche ni de las tinieblas. [6] Entonces no durmamos como los demás, sino permanezcamos sobrios y despiertos. [7] A los que les gusta la cama duermen en la noche, y a los que les gusta tomar se emborrachan en la noche. [8] Nosotros, en cambio, por ser del día, permanezcamos despiertos; revistámonos de la fe y del amor como de una coraza, y sea nuestro casco la esperanza de la salvación. [9] Pues Dios no nos ha destinado a la condenación, sino a que hagamos nuestra la salvación por Cristo Jesús, nuestro Señor. [10] El murió por nosotros, para que, sea que nos halle despiertos o descansando, entremos junto con él en la vida. [11] Por eso anímense mutuamente y edifíquense juntos, como ya lo están haciendo. [12] Hermanos, les rogamos que se muestren agradecidos con los que trabajan para ustedes, los dirigen en el Señor y los corrigen. [13] Ténganles mucho aprecio y cariño por lo que hacen. Y vivan en paz entre ustedes. [14] Les rogamos también, hermanos, que reprendan a los indisciplinados, animen a los indecisos, sostengan a los débiles y tengan paciencia con todos. [15] Cuiden que nadie devuelva a otro mal por mal, sino constantemente procuren el bien entre ustedes y con los demás. [16] Estén siempre alegres, [17] oren sin cesar [18] y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos.  [19] No apaguen el Espíritu, [20] no desprecien lo que dicen los profetas. [21] Examínenlo todo y quédense con lo bueno. [22] Eviten toda clase de mal, dondequiera lo encuentren. [23] Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche, en su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. [24] El que los llamó es fiel, y así lo hará. [25] Hermanos, rueguen también por nosotros. [26] Saluden a todos los hermanos con el beso santo. [27] Les ordeno, en nombre del Señor, que se lea esta carta a todos los hermanos. [28] Que la gracia de Cristo Jesús, nuestro Señor, sea con ustedes.          

 

 

[1] Cristo viene de noche, y los creyentes son hijos de la luz. Hay, a este propósito, toda una parábola. Los que siguen sus malos instintos pertenecen a las tinieblas y se esconden para hacer el mal. En cambio, los hijos de la luz son irreprochables, transparentes ante Dios y no tienen nada que ocultar. El no creyente duerme sin prever, mientras que el creyente vigila; por eso le gusta orar de noche, como si aguardara con el día la venida de Cristo.En cuanto a los que murieron, no están realmente muertos sino que descansan (10), listos para levantarse cuando el Señor venga.Anímense mutuamente y edifíquense juntos (11). La Iglesia es la comunidad verdadera que el creyente necesita para crecer en la fe y para superar las pruebas. La ayuda de los hermanos será, en las dificultades, una señal del amor de Dios y de Cristo que nunca falta.Según el versículo 12, después de apenas tres meses de evangelización, esta comunidad ya tenía sus responsables. ¿Y las nuestras? 

 

 

[19] No apaguen el Espíritu. Una comunidad como ésta, con tan pocas tradiciones y enseñanzas escritas, estaba pendiente de las intervenciones del Espíritu. Algunos de esos cristianos debieron haber tenido el carisma de profetas y haber recibido comunicaciones durante las asambleas eucarísticas. Por eso Pablo pide que se aprovechen tales mensajes espirituales, pero no sin antes haberlos examinado, como lo recordará en 1 Cor 14. Hay en esto un juego complejo, pues por un lado la comunidad se somete al Espíritu que habla por medio del profeta, y por otro debe -y también sus dirigentes- juzgar si realmente es el Espíritu de Dios.Que se digne guardarlos sin reproche, en su espíritu, su alma y su cuerpo (23). Ni los judíos, ni la mayor parte de los griegos coincidían en nuestra definición del hombre como cuerpo y alma. Hablaban a la vez del «alma», que da la vida al cuerpo y se ocupa de las actividades materiales, y del «espíritu», que vive de la verdad y de la justicia.La manera de hablar de Pablo, así como también la de los grandes espirituales cristianos, confirma esta concepción. Cuando Pablo habla de la vida profunda de los creyentes, no emplea el término «alma» sino «espíritu». Y si bien cuerpo y alma son nuestros, el espíritu nuestro, en cambio, según el lenguaje bíblico, es a la vez de nosotros y de Dios: el aliento de Dios en nosotros. No es una parte de nosotros, sino que es más bien nuestra abertura a Dios. El hombre no está frente a Dios como ante un interlocutor que lo mira desde fuera; para comprender esta relación habría que partir de la que une a seres que se aman y que, de alguna manera, viven el uno para el otro.Nuestra alma se expresa de diversas maneras, en el sueño por ejemplo. En cambio, descubrimos nuestro espíritu a través de nuestra experiencia de Dios. Sólo cuando veamos a Dios sabremos quienes somos. 

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ORACION A SAN PABLO (1)
 
Glorioso apóstol San Pablo, vaso escogido del Señor para llevar su santo nombre por toda la tierra; por tu celo apostólico y por tu abrasada caridad con que sentías los trabajos de tus prójimos como si fueran tuyos propios; por la inalterable paciencia con que sufriste persecuciones, cárceles, azotes, cadenas, tentaciones, naufragios y hasta la misma muerte; por aquel celo que te estimulaba a trabajar día y noche en beneficio de las almas y, sobre todo, por aquella prontitud con que a la primera voz de Cristo en el camino de Damasco te rendiste enteramente a la gracia, te ruego, por todos los apóstoles de hoy, que me consigas del Señor que imite tus ejemplos oyendo prontamente la voz de sus inspiraciones y peleando contra mis pasiones sin apego ninguno a las cosas temporales y con aprecio de las eternas, para gloria de Dios Padre, que con el Hijo y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
ORACION A SAN PABLO (2)
 
Oh glorioso San Pablo, Apóstol lleno de celo, mártir por amor a cristo, intercede, para que obtengamos una fe profunda, una esperanza firme , un amor ardiente al señor, para que podamos decir contigo, no soy yo el que vive, sino es Cristo quien vive en Mí, ayúdanos a convertirnos en Apóstoles, que sirvan a la iglesia con una conciencia pura, testigos de su verdad, y de su belleza en medio de la obscuridad de nuestro tiempo, alabamos junto contigo, a Dios nuestro Padre, a El la gloria en la Iglesia y en Cristo por los siglos de los siglos Amén.
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