DE QUIEN FUE DISCIPULO SAN PABLO
SU PRIMER MAESTRO EN LA LEY (GAMALIEL) Providencialmente sucedió que siendo joven, Saúl fue a estudiar en Jerusalén en la famosa escuela rabínica dirigida por Gamaliel. Además de estudiar la ley y los profetas, allí aprendió un oficio como era la costumbre. El joven Saúl escogió el de construir tiendas. No se sabe si jamás vió a Jesús antes de su crucifixión pero no cuenta nada sobre ello.
SU MÁXIMA EXPERIENCIA (EL ENCUENTRO CON CRISTO) San Pablo no perteneció al grupo de los Doce Apóstoles, incluso en un principio fue perseguidor de los que creían en Jesucristo; pero tuvo un notable cambio en su vida, convirtiéndose en un apasionado discípulo y misionero de Cristo Jesús, difundiendo con valentía y convicción su Evangelio en muchas ciudades del Imperio romano. No se puede entender la vida de la Iglesia en sus primeros años sin la vida y la misión de San Pablo. Quien ahonda en la figura y el testimonio de San Pablo, no puede quedar insensible ante él, pero especialmente ante Aquel que lo transformó: Cristo Jesús. Efectivamente, San Pablo llega a decir: "Todo lo considero basura, con tal de ganar a Cristo" (Flp 3, ; y "ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí" (Gal 2, 20); por Cristo y por el anuncio de Cristo, San Pablo padece cárceles, azotes, naufragios, peligros de ríos, de salteadores, días sin comer, noches sin dormir (cf. 2Cor 11, 22-31); pero su fuerza y su gloria está en Cristo Jesús, por eso exclama "todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Flp 4, 13).
San Pablo, es en la actualidad modelo del discípulo Misionero, que comparte testimonios, que predica la palabra de Dios, que da testimonio de Cristo (aún sin haber compartido con la vida pública con el Maestro),que predica a Jesús Vivo y Resucitado, que se hace participe de los sufrimientos de Cristo y escucha con atención los mandatos de Dios y los predica con fidelidad y pureza, pero que además reúne y exige que la comunidad sea una, y no existan divisiones unas con otras como en corinto: Dicen algunos, “Yo soy de Pablo”; otros, “Yo de Apolo”; otros, “Yo soy de Pedro”; y todavía otros, “Yo soy de Cristo.” (I Corintios 1:10-13; 17) .
Para concluir éste tema podemos añadir las mismas palabras de Jesús en el evangelio de Mateo 28-19, y que nos presenta el compromiso de hacernos discípulos y misioneros.
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