
¿COMO VIVIR EN LA SANTIDAD COMO SAN PABLO?
La santidad: Un llamado del corazón, una respuesta de amor al Amor
"Cristo, el Hijo de Dios....amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a Sí mismo por ella para santificarla (Ef 5, 25-26), la unió a Sí como su propio cuerpo y la enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por ello, en la Iglesia, todos, lo mismo quienes pertenecen a la jerarquía, que los apacentados por ella, están llamados a la santidad; según aquello del Apóstol: porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación (1Tes 4,3; Ef 1,4)" (LG 39)
Es Cristo quien nos llama y nos reviste de esta gracia. No se trata por lo tanto de un emblema exterior, sino de una profunda conversión. Ser santo es llegar a reconocer a Cristo y dejarse salvar por Él. Esto en la vida cotidiana se refleja en las pequeñas cosas, en lo concreto de las acciones, en el trabajo de las actitudes de vida, en el ejercicio de la libertad y la responsabilidad. En definitiva en los frutos del Espíritu encarnados, vividos en la vida de cada día.
La santidad es una realidad a la que nosotros no podemos renunciar. Porque hace a la esencia de nuestro ser hijos de Dios; el día de nuestro bautismo hemos sido Santificados por el Espíritu Santo, por lo tanto fuimos llamados a vivir la Santidad, San Pablo nos lo recuerda en sus cartas: “Vivan de acuerdo a la vocación que han recibido. Sean humildes, amables…” (Ef.4, 1-2ss).
Vivir la Santidad no quiere decir que nos alejemos del mundo, de lo cotidiano, al contrario, implica que nos asumamos a nosotros mismos como somos, que asumamos la realidad concreta que vivimos cada día. La pregunta que nos puede surgir es y ¿cómo? Debemos atrevernos a discernir en nuestro interior aquellas situaciones que tal vez puedan estar obstaculizando una auténtica conversión.
Y ¿qué implica o en qué consiste la conversión? … Fundamentalmente es una transformación absoluta del propio ser, no se trata de realizar una serie de actos externos (limosna, ayunos, sacrificios etc.) La conversión es el camino del corazón. Porque el ayuno que el Señor busca es el ayuno del corazón, la limosna, la conversión que El busca, es la del corazón. Y cuando nos enfrentamos a esta dimensión de la conversión del corazón, nos estamos enfrentando a algo que muchas veces no se puede medir con nuestra medida, algo que no se ve tan fácil, pero no podemos prescindir de el en nuestra vida, “EL AMOR” Y el amor nos dice Jesús, hace que el otro no sea huésped “No hay mayor amor que dar la vida por sus amigos….” (Jn.15, 13 – 15). Esta es la conversión del corazón: Dejar que EL llegue a entrar en todos los lugares de nuestro corazón, porque solamente al huésped y a la visita se le impide entrar en ciertos lugares de nuestra casa (vida).
Algunos Textos particularmente significativos:
De la primera Carta a los Corintios.
· 1,17-31: ¿qué significa la Cruz para un cristiano?
· 9,16-23: compromiso de anunciar a todos el Evangelio.
· 11,17-28: celebrar con autenticidad la Eucaristía cristiana.
De la segunda Carta a los Corintios.
· 5,14-21: gratuidad y compromiso de la reconciliación
· 8,1-15: fundamento y sentido de las colectas.
- 12,7-10: la verdadera fortaleza cristiana.
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