
ANTIGUA CIUDAD DE CORINTO EN GRECIA
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Lo más probable es que la escribiera Pablo en la ciudad de Efeso, en la primera mitad del año 56. Su autenticidad está atestiguada desde finales del siglo I y jamás ha sido puesta en duda entre los especialistas de cualquier tendencia. Tiene un extraordinario
valor histórico, pues nos describe la fisonomía de las primeras comunidades cristianas, sus tensiones, dificultades, discordias, problemas y también sus pecados. Aunque en ella también podemos apreciar la efusión de carismas, el gozo del Espíritu y el amor
cristiano de la comunidad que supera las barreras sociales y económicas. Encontramos las primeras noticias sobre la celebración de la Eucaristía, sobre el proceder con los hermanos pecadores y sobre el orden en las asambleas litúrgicas.
No hay un tema que centre la carta, se abordan temas diversos apenas relacionados entre sí, Pablo desciende a pequeños detalles de la vida cotidiana de la comunidad y al mismo tiempo sabe "elevarse" por encima de ellos y se enfrenta a los grandes principios cristianos. En la comunidad hay una gran división, parece como si el cristianismo fuera una escuela más de sabiduría humana en la que se puede elegir entre varios maestros, pero Pablo proclama que existe una sola y auténtica sabiduría: la de Dios, manifestada en el misterio de la cruz de Jesucristo. Los desordenes de tipo sexual, corrientes en una ciudad tan libertina como Corinto, le dan ocasión a Pablo para recordar que el cristiano es una "nueva criatura" y un "templo de Dios".
Al valorar matrimonio y celibato, Pablo proclama que lo que de verdad importa es "aspirar a la santidad" cualquiera que sea la circunstancia en que nos encontremos. En las cuestiones de las carnes sacrificadas a los ídolos nos recuerda Pablo que todos somos parte importante de la Iglesia y estamos obligados a no hacer daño a los demás, hay que buscar lo que es útil a la comunidad, y todos debemos actuar movidos por el amor.
La degeneración de las asambleas eucarísticas constituye el marco para las enseñanzas de Pablo sobre la Eucaristía, en las que nos recuerda el hecho de la institución y pone de relieve las exigencias del misterio.
Como algunos se resisten a aceptar la resurrección de los muertos se ve Pablo obligado a exponer una magistral reflexión teológica sobre la resurrección de Jesucristo y de los cristianos. Pablo escribe la carta en un estado de ánimo sereno con estilo limpio y vigoroso, un estilo y un lenguaje tan complejo y variado que hace de ella un modelo de comunicación.
- En la Carta podemos apreciar cómo hay que resolver las cuestiones que se plantean en la comunidad. En primer lugar Pablo establece el fundamento de fe, luego saca conclusiones. Si la Eucaristía actualiza el gesto de amor y entrega de Cristo, bajo el signo de "compartir" el pan y la copa, ¿cuál ha de ser nuestra actitud? Celebrar la Eucaristía es celebrar la fiesta del amor mutuo, lo que obliga a compartir "lo nuestro" con los demás. hay tres palabras que no se pueden separar: eucaristía, comunidad y amor.