La Familia Paulina reconoce y venera a san Pablo Apóstol como protector y fundador. Este es el querer de Dios manifestado con signos claros al Padre Santiago Alberione, Fundador de la FAMILIA PAULINA.
El Padre Santiago Alberione presenta a san Pablo como modelo y forma: “San Pablo es nuestro modelo. Él se propone a sí mismo como ejemplo, pero no como ejemplo absoluto, sino en la medida y en el modo como él imitaba a Jesucristo, que es verdaderamente el modelo absoluto de toda perfección. Dice él: Me he hecho forma para vosotros”. ¿Qué quiere decir forma? Los paulinos y paulinas de todos los tiempos deben hacer un calco de san Pablo.
Cuando Alberione habla de devoción a san Pablo, la entiende en el sentido integral, como se desprende del significado del término mismo: volcar toda nuestra vida a un fin, para Cristo, vivido en su plenitud por san Pablo.
Alberione nos enseña cómo debemos considerar a san Pablo. Hay que aprender tanto de su vida como de su enseñanza: “conocer mejor a san Pablo; se ha escrito mucho sobre su personalidad humana y espiritual; pero todavía queda mucho por decir...”
Él es el Maestro por excelencia, ya que, como Cristo, comenzó actuando y luego enseñando”. Con toda justicia se considera “maestro y doctor de todas las gentes”, ya que su apostolado se extendió a todos los pueblos.
La característica de su enseñanza es la universalidad; es el denominador de la historia.
Es el apóstol: Vio en Pablo verdaderamente al Apóstol; por consiguiente, todo apóstol y todo apostolado podían aprehender de él.
Es el orante en comunión íntima con Cristo. Esta comunión continúa con la fuente que llevó a Pablo a comprender a Cristo y a sentir como urgencia personal su divina voluntad de salvación. Así, “él no le reconoció al apostolado más eficacia que la de la oración”; por una parte, lo ensimismaba en Cristo, hasta hacer de él “el primer místico”, el doctor de la vida mística en Cristo”, por otra, le permitía conocer a fondo la mente de Cristo y ser su fiel intérprete en el ejercicio del apostolado.
Es el intérprete de Cristo. Esta es la expresión corriente del Padre Alberione cuando quiere definir el valor apostólico de san Pablo: “Intérprete de cristo”. “El más afortunado –el más grande-, el más completo imitador de Cristo”. En todo, san Pablo pone siempre como centro el pensamiento de Cristo.
Es, sobre todo, el hombre del equilibrio. El Padre Santiago Alberione ve en san Pablo la síntesis perfecta: la integración en admirable unidad de los elementos, aparentemente opuestos, que hacen del hombre instrumentos de Dios. También subraya en san Pablo la completa fusión de las dos formas de vida (contemplativa y activa), de donde nace el auténtico apóstol.
...Fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos...
Si llegaramos a creer que no hay tal cosa como el "combate espiritual," el apóstol nos instruye a que repensemos esa mala creencia. |